domingo, 12 de marzo de 2023

Criptozoología

Por Daniel Galarza Santiago 

"No existe Nessie y no existe el Yeti. Tampoco existen las serpientes de mar, el pulpo gigante, el Mokle-mbembe y el chupacabras. Ni el Bigfoot, que es algo así como el primo americano del Yeti y de nuestro Basajaun. No existen los monstruos de la criptozoología. Sin embargo, hay quien cree en ellos y lucha por demostrar su existencia. No sólo es así, sino que, a menudo, los criptozoólogos toman el papel de héroes incomprendidos que en algún momento, en el futuro, conseguirán que la ciencia y la sociedad en general reconozcan sus méritos y les agradezcan la demostración de que sus monstruos son reales." Eduardo Angulo.

"La criptozoología es uno de los más divertidos espacios de la paranormalidad, porque se dedica al estudio de animales cuya existencia no ha sido probada y a los que llama "críptidos". Por supuesto, estudiar un animal que no se ha demostrado que exista es un poco raro, pero según los criptozoólogos, el mundo está lleno de animales que la ciencia desconoce." Mauricio-José Schwarz.

"[L]a comunidad de la criptozoología es como la de los creacionistas. Están obsesionados con una mitología a la que dedican mucho tiempo, esfuerzo y dinero, y que aparentemente les da sentido y propósito a sus vidas. Ninguna cantidad de evidencia o hecho los disuadirá, porque este sistema de creencias les brinda consuelo y nada puede sacudirlo...He leído lo suficiente de sus escritos para detectar sus similitudes con los creacionistas. No tengo más ilusiones de que los criptozoólogos puedan ser persuadidos por evidencia y hechos, sin importar cuán abrumador sea el caso que presentemos." Donald Prothero.

"Dado que los criptozoólogos gastan la mayor parte de su energía tratando de establecer la existencia de criaturas, en lugar de examinar animales reales, son más parecidos a los investigadores psíquicos que a los zoólogos." Robert Todd Carroll.

La criptozoología, también conocida como zoología forteana, es la pseudociencia que pretende estudiar a los críptidos, tales como Nessie, Pie grande, el Yeti, el kraken, los monstruos aéreos o el chupacabras. Esto no deja de ser paradójico, dado que no es posible estudiar un objeto que no has demostrado que exista para ser estudiado. La criptozoología sería así un campo pseudocientífico particular, denominado ciencia hada de los dientes. También puede estudiarse a los críptidos como ficciones creadas en un contexto, influenciados por factores como los valores, las creencias religiosas o las tradiciones; es decir, como elementos del folclor o de la cultura popular. Vista de este modo, la criptozoología sería una clase de rama de la antropología o de la psicología social que buscaría producir conocimientos sobre nuestra naturaleza propensa a creer en falsos palpables, antes que descubrir monstruos reales en la naturaleza.


Se le atribuye al zoólogo Bernard Heuvelmans haber fundado el campo de la criptozoología como un intento de investigación científica de posibles animales aún por descubrir, considerado padre de este campo (aunque quien primero usó la palabra fue Ivan T. Sanderson, como Heuvelamns mismo reconocía, el primero en usar este término con tal objetivo). Heuvelmans la definía como "el estudio de los animales sobre cuya existencia solo poseemos evidencia circunstancial y testimonial, o bien evidencia material considerada insuficiente por la mayoría". Dependiendo de si se trata de un defensor o un escéptico de la criptozoología, se le añadirán adjetivos como "ciencia" o "pseudociencia", y lo podemos constatar haciendo una revisión rápida de cómo se le define en diferentes fuentes.

  • Comenzando con una de las más básicas, la Wikipedia en español dice[1] que la criptozoología "es una pseudociencia y subcultura que intenta probar la existencia de animales extintos, mitológicos o folclóricos. Los seres de interés criptozoológico son llamados «críptidos», término acuñado por John Wall en 1983. Esto incluye a especímenes vivos de especies extintas, como dinosaurios no aviares; animales que carecen de evidencia pero aparecen en mitos, leyendas o reportes oculares, como Pie Grande, el Chupacabras o el Monstruo del lago Ness; y animales salvajes lejos de sus zonas geográficas, como gatos fantasmas (también llamados grandes felinos alienígenas)." Wikipedia también se ocupa de especificar que la criptozoología no forma parte ni de la zoología, la antropología o los estudios folclóricos, y que es una pseudociencia más relacionada con el creacionismo de la Tierra joven, la ufología y la caza de fantasmas.

  • Por otro lado, y con una descripción más neutral, en Mysterious Creatures. A Guide to Cryptozoology (2002), George M. Eberhart, define la criptozoología como "el estudio de la evidencia para animales que no están descritos por la ciencia", definición compartida por otros como Dmitri Bayanov. Este cambio es importante, pues ya no se postula la existencia de los críptidos como el objeto de estudio (el cual es inexistente), sino las evidencias de su existencia (testimonios, leyendas, tradiciones y/o evidencias físicas), lo que haría que la criptozoología tuviera un objeto de estudio auténtico. El problema sería, entonces, qué es lo que aportan esas evidencias: ¿son prueba de monstruos o de la creatividad y la imaginación humana, o algo más?

  • El International Museum of Cryptozoology [2], dirigido por Loren Coleman, después de revisar la historia de la definición, afirma que la criptozoología "es una de las ciencias de la vida más nuevas y, sin duda, una de las más emocionantes". Coleman, como criptozoólogo de "formación", defiende este campo como uno de legítima investigación, y luego de varios años de intercambio de opiniones con otros criptozoólogos, ha llegado a defender que un elemento importante en el "estudio" de los animales desconocidos "es el aporte de las tradiciones, avistamientos, cuentos, leyendas y folclore locales, nativos, exploradores y viajeros de los animales aún no verificados. Es por esta misma razón que la mayoría de los animales perseguidos, pero no todos, son grandes." Por lo tanto, concluye: "la criptozoología es el estudio de animales ocultos (grandes o pequeños), hasta la fecha, no reconocidos formalmente por lo que a menudo se denomina ciencia occidental o zoología formal, pero respaldados de alguna manera por el testimonio (en su definición más amplia) de un ser humano y evidencia de su presencia."

  • En El gran libro de la criptozoología (2008), David Heylen, Gustavo Sánchez y José Gregorio González, definen a la criptozoología, en su introducción, como "la subdisciplina científica que investiga la existencia de animales «ocultos» o «desconocidos» para la ciencia, criaturas que teóricamente deberían existir tanto por sus inusuales características, como sucede con el Allghoi khorkhoi, un gusano gigante que, al considerárselas extinguidas hace decenas -como sucede con el thylacine- e incluso en ocasiones millones de años, tal y como parece ocurrir con el mokele mbembe africano, descrito como un dinosaurio saurópodo que frecuenta los pantanos del Congo."

  • Del "lado" escéptico, en The Skeptic's Dictionary[3], de Bob Carroll, dice que la "criptozoología es, literalmente, el estudio de animales escondidos. Es el estudio de criaturas como el bunyip australiano, Bigfoot, el chupacabra y el monstruo del lago Ness. No es una rama reconocida de la ciencia de la zoología." Carroll, a diferencia de los criptozoólogos anteriormente citados, hace énfasis en esto último: que los zoólogos no reconocen a los criptozoólogos como colegas, un primer indicio para sospechar de la presunta cientificidad de la criptozoología. En otra publicación de la misma fuente[4] llamada "ciencia hada de los dientes", se puede identificar a la criptozoología como un campo que genera toda una pirámide de supuestos conocimientos de un objeto de estudio que ni siquiera ha demostrado que existe.

  • Dentro de The Skeptic Encyclopedia of Pseudoscience (2002), editada por Michael Shermer, el artículo de Ben S. Roesch y John L. Moore define la criptozoología como "el estudio de animales cuya existencia no ha sido probada. Sus practicantes, incluidos los aficionados y zoólogos profesionales, buscan monstruos conocidos, como el monstruo del Lago Ness y el Bigfoot, y animales más pequeños y menos conocidos. La criptozoología varía de pseudocientífica a útil e interesante, dependiendo de cómo se practique." Se reconoce aquí que, dependiendo el enfoque, es que podemos hablar de variedades más o menos científicas de la criptozoología como campo. Entra más se centre en demostrar o buscar la existencia real de los críptidos, es menos científica.

  • Por último, el biólogo español y miembro del Círculo Escéptico, Eduardo Angulo en su libro, Monstruos. Una visión científica de la criptozoología (2007), después de recordarnos las palabras de Heuvelmans que considerar los análisis de los criptozoólogos como más científicos que el relato de testigos fiables "es solo una ilusión", define este campo como "la ciencia que estudia los animales cuya existencia se basa únicamente en evidencias testimoniales o circunstanciales, o en pruebas materiales que los científicos consideran insuficientes." Angulo añade ciertas características de la pseudociencia como propias de la criptozoología a lo largo del libro.

La criptozoología como pseudociencia


Como es posible notar luego de esta revisión, la mayoría de fuentes (tanto escépticas como defensoras) aportan definiciones similares (el diablo está solo en los detalles), basada en la ofrecida por Bernard Heuvelmans. Las variables iban desde nombrarla una "subdisciplina científica" hasta ir de lleno a asegurar que se trata de una "pseudociencia". Pero, ¿cómo podríamos establecer qué es exactamente la criptozoología? ¿Es completamente científica, medianamente científica, protocientífica, semicientífica o de plano una pseudociencia? Creo que, salvo los más fanáticos, no existe defensor serio que diga que la criptozoología es completamente científica, y suelen apelar a que se trata de una disciplina en pañales (es decir, dan a entender que se trata de una protociencia). Aquí es donde entra el análisis filosófico e histórico de este campo para poder establecer, por sus prácticas y sus principios, si encaja con la ciencia, si se enriquece de ella y si también aporta al avance del conocimiento científico.

Para esto, conviene primero establecer qué es una pseudociencia (lo que tampoco es muy sencillo). El definir la pseudociencia y establecer lo que la caracteriza y diferencia de la ciencia se le conoce, en filosofía de la ciencia, como el problema de demarcación de la ciencia, problema que puede rastrearse hasta los escritos de Aristóteles, pero que se le estudia con este nombre desde las primeras décadas del siglo pasado, sobre todo después de la obra de Karl Popper, La lógica de la investigación científica, publicada en 1934. 

En filosofía de la ciencia (y la pseudociencia), aunque se tiene como un hecho que no existen fronteras claras para demarcar a la ciencia de los campos no-científicos (especialmente los pseudocientíficos), se sabe hoy en día que un campo pseudocientífico posee varios rasgos característicos o criterios que lo distinguen de los criterios de un campo que se considera científico.

Una de las propuestas más conocidas para la solución al problema de demarcación, es la presentada por el filósofo Mario Bunge en su libro Pseudociencia e Ideología (1985). Bunge explica que no es posible quedarse con una definición negativa, pues con esta perdemos muchas características esenciales de las pseudociencias. La definición negativa de pseudociencia como “aquello que se vende como ciencia pero que no es ciencia” es verdadera y alude a una característica de este campo de creencia; sin embargo, resulta tan insatisfactoria como la definición de “soltero” como “alguien no casado”. El que un objeto carezca de cierta propiedad puede ayudar a identificarlo, más no a describirlo, definirlo y menos aún a comprenderlo.

Así que Bunge dice que una pseudociencia es un campo de conocimiento (más en específico, un campo de creencia, y no un campo de investigación, como lo serían la ciencia y la tecnología) compuesto por la decatupla:

SC = <C, S, D, G, F, E, P, A, O, M>

Tal que

C = comunidad de creyentes, no investigadores. Los pseudocientíficos no realizan investigación, aunque la imitan.

S = sociedad anfitriona que apoya a SC por motivos prácticos o tolera a SC, aunque la exilia fuera de la cultura oficial.

D = el dominio o universo del discurso D contiene ítems imaginarios, tales como influencias astrales, voluntad nacional, memorias ancestrales, destino manifiesto, superegos, platillos voladores, etc.

G = la concepción general o filosofía G incluye:

  1. Una ontología que admite la existencia real de entes o procesos inmateriales, tales como fantasmas, un diseñador inteligente, fuerzas vitales o memoria del agua.
  2. Una gnoseología que admite argumentos de autoridad o modos paranormales de conocimiento accesibles sólo a los iniciados, o a los entrenados para interpretar ciertos textos canónicos.
  3. Un ethos que, lejos de ser el de la libre búsqueda de la verdad, de la profundidad y de la sistematicidad, es el de la defensa obstinada del dogma, si es necesario, con ayuda del engaño o la violencia.

F = el fondo formal F es muy modesto, pues la pseudociencia no siempre respeta la lógica, y los modelos matemáticos son la excepción y, cuando han sido propuestos, han resultado incomprobables o falsos.

E = el fondo específico E es muy pequeño cuando no vacío; una pseudociencia aprende poco o nada de otros campos de conocimientos, y contribuye poco o nada a ellos.

P = incluye problemas mal planteados (por tener supuestos falsos) y típicamente (no siempre) prácticos más que cognoscitivos.

A = el fondo de conocimiento acumulado A es pequeño, está estancado y contiene numerosas hipótesis incontrastables o incompatibles con hipótesis científicas bien confirmadas (leyes); en particular, no contiene leyes propiamente dichas.

O = los objetivos son típicamente prácticos, antes que cognoscitivos, como corresponde al carácter predominantemente práctico de P; en cambio, O no contiene los objetivos característicos de la investigación científica, a saber, la búsqueda de leyes, su sistematización en teorías, y la utilización de éstas para explicar y predecir.

M = la metódica M contiene métodos que no son contrastables ni justificables (piénsese, por ejemplo, en la sucusión de la homeopatía, la sesión espiritista o la investigación a oscuras en supuestas casas embrujadas de los sugestionables cazafantasmas); en cambio, típicamente SC no hace experimentos (aunque hay algunas excepciones, como la parapsicología y la homeopatía) ni admite la crítica.

La composición de las ocho últimas componentes de SC apenas cambia con el tiempo, y cuando lo hace, es de forma limitada y de resultas de controversias o de presiones externas, no de investigaciones científicas o renovación de conocimiento.

SC no tiene parientes próximos con los que pueda interactuar fructíferamente, salvo quizá otra pseudociencia; usualmente SC está prácticamente aislada. No existe un sistema de pseudociencias paralelo al de las ciencias.

Con esta definición, ahora podemos pasar a examinar la criptozoología como la decatupla 

CZ = <C, S, D, G, F, E, P, A, O, M> 

en donde:

C = está compuesta por pocos investigadores (algunos biólogos y antropólogos que con frecuencia recurren a afirmaciones falaces e investigaciones sesgadas para sostener el misterio de algún críptido), pero sobre todo de creyentes que defienden uno o varios "misterios perdurables" de la criptozoología sin importar la falta de evidencia o las pruebas que refutan ciertos elementos de su creencia.

S = opera en una sociedad que no solo la tolera, sino que se interesa en sus ítems como curiosidades de la cultura popular. Los críptidos son íconos de varios países, y muchas veces favorecen las economías regionales, como ocurre con el turismo en el lago Ness. 

D = el universo del discurso de CZ es, hasta donde sabemos, imaginario, pues contamos con enciclopedias completas que hablan de las conductas reproductoras, zonas de cacería, años de vida y ecosistema de criaturas de las que jamás se ha corroborado su existencia.

G = la filosofía de la criptozoología se compone de:

  1. Una ontología cuasimaterialista, pues si bien, postula que existen criaturas desconocidas, casi todas se especula que se trata de especies animales aún por descubrir. Aunque eso no ha evitado que a la criptozoología se le relacione en ocasiones con creencias no solo inmaterialistas, sino anticientíficas, como el creacionismo y los fenómenos paranormales.
  2. Una gnoseología que admite argumentos de autoridad, y privilegia modos de conocimiento altamente falibles, como son el testimonio y la interpretación libre (y muchas veces anacrónica) de mitos y tradiciones antiguas.
  3. Una ética que aparenta el fomento de la búsqueda de la verdad por mano propia a través de la exploración, pero que en la práctica es la defensa y justificación obstinada del dogma o del misterio perdurable.
F = los criptozoólogos rara vez hacen uso de herramientas formales o matemáticas.

E = el fondo específico de CZ es muy pequeño. No se le deben conocimientos ni técnicas que enriquezcan a alguna ciencia o técnica. Contrario a lo que algunos criptozoólogos afirman, descubrimientos como el celacanto no cuentan a su favor, al no ser criaturas consideradas anteriormente como críptidos.

P = la problemática en CZ generalmente está mal planteada por lo descrito en D, y en la práctica cuenta con un objetivo práctico: mantener el misterio perdurable de los monstruos, antes que establecer conocimientos fiables.

A = el fondo acumulado de conocimientos es nulo. Han sido los biólogos y biogeógrafos quienes aportan un fondo de conocimiento a los criptozoólogos (por ejemplo, el lago Ness ha sido investigado científicamente de distintas maneras, favoreciendo la idea que no existe ningún depredador de gran tamaño en el ecosistema, mientras los criptozoólogos inventan hipótesis ad hoc para seguir manteniendo viva la leyenda de Nessie).

O = los objetivos de la criptozoología son pragmáticos: el objetivo es siempre convencer al público de que x críptido en verdad existe, y que hay suficientes evidencias para al menos considerarlo como una posibilidad y así seguir financiando expediciones, libros, eventos y museos de criptozoología.

M = los métodos de CZ van desde la exploración de áreas silvestres hasta la descripción enciclopédica de criaturas legendarias, al más puro estilo de los bestiarios medievales. También se recurre a la evidencia anecdótica para la creación de hipótesis o especulaciones sobre las criaturas extrañas, siendo bastante acríticos con los testigos.

Todo lo anterior no ha cambiado desde los tiempos en que Heuvelmans describía su nuevo campo de creencia, donde informaba de serpientes marinas y autentificaba fraudes en base a testimonios. Los debates criptozoológicos siguen siendo los mismos desde hace décadas, una muestra de cuán estancado se encuentra en el tiempo este campo. 

La criptozoología no posee parientes, aunque a menudo toma prestado conocimientos no controvertidos de la biología, la biogeografía, la paleontología, la paleoantropología o la ecología. Es usual que sus suposiciones sean contrarias al conocimiento de las ciencias biológicas, como postular la existencia de animales prehistóricos (terópodos, plesiosaurios, saurópodos, mamuts, pterosaurios, tilacinos) en ecosistemas modernos, ignorando a su vez el conocimiento en biogeografía.

En conclusión: la criptozoología es una pseudociencia, aunque a diferencia de otras, supone la existencia de entidades concretas o materiales, lo que hace que su búsqueda llegue a postularse como al menos interesante. Lástima que tales entidades contrarien los conocimientos bien establecidos de paleontología, paleoantropología, biología evolutiva y ecología en distintos niveles. Peor, que hasta ahora se ha tratado al campo como uno más de los frentes para vender misterios, en vez de resolver problemas como sí haría una ciencia auténtica.

Entrada revisada por Fernando Jorge Soto Roiland.

Véase también: Bernard Heuvelmans; Ciencia hada de los dientes; Criptobotánica; Criptozoología de animales extintosCríptidos; DuendologíaFuturozoologíaHominologíaMisteriodismo; Misterio perdurable; Monstruo; Monstruos aéreos; Monstruos de los lagos; Monstruos del pantano; Monstruos MarinosMuseo Internacional de Criptozoología; Paleocríptidos; Parazoología; Pseudociencia; Pseudocríptido.

Fuentes


* Monstruos, por Eduardo Angulo, 451 Editores, Madrid, España, 2007.

* El gran libro de la criptozoología, por David Heylen, Gustavo Sánchez y José Gregorio González, Editorial EDAF, Madrid, España, 2008.

Pseudociencia e Ideología, por Mario Bunge, Siglo XXI Editores, DF, México, 2013.

* Cryptozoology A to Z, por Loren Coleman y Jerome Clark, Fireside, Nueva York, EEUU, 1999.

Mysterious Creatures. A Guide to Cryptozoology, por George Eberhart, ABC-CLIO, California, EEUU, 2002.

* The Skeptic Encyclopedia of Pseudoscience, por Michael Shermer (ed.), ABC-CLIO, California, EEUU, 2002.

* "Criptozoología", Wikipedia en español.

* "Cryptozoology", por Robert Todd Carroll, The Skeptic's Dictionary

* "What is Cryptozoology?", por Loren Coleman, International Museum of Cryptozoology.

Otras referencias


* Así creamos monstruos, por Ignacio Cabria, Editorial Luciérnaga, Barcelona, España, 2023.

* El yeti y otros bichos ¡vaya timo!, por Carlos Chordá, Editorial Laetoli, Pamplona, España, 2009.

* La esfinge de Darwin y otras historias asombrosas de la criptozoología, por Daniel Rojas, Guadalmazan, Córdoba, España, 2012.

* Abominable Science!, por Daniel Loxton y Donald Prothero, Columbia University Press, Nueva York, EEUU, 2013.

* "El universo onírico de la criptozoología", por Fernando Jorge Soto Roiland, El escéptico, no. 48, septiembre-diciembre 2008.

* "Criptozoología: buscando animales que nunca existieron", por Fernando Jorge Soto Roiland, Monografías.

* "¿Ha muerto la criptozoología?", por Aldo Tomi Alba, blog El retorno de los charlatanes.

* "Los logros de la investigación paranormal", por Mauricio-José Schwarz, blog El retorno de los charlatanes.

* "Ciencia mala", por Roberto Díaz Sibaja, blog Palaeos

* "Creators of  the Paranormal", por Joe Nickell, Skeptical Inquirer, vol. 40, no. 3, mayo-junio 2016.

* "The Problematic Process of Cryptozoologification", por Daniel Loxton, Skeptic.

* "Cryptozoologist: Just like creationist", por Donald Prothero, SkepticBlog

* "Mythbusting Monsters – Abominable Science With Daniel Loxton and Donald Prothero", entrevista por Kylie Sturgess, Skeptical Inquirer.


* "¿Monstruos reales? CHUPACABRAS, Yeti, Mokele Membe y criptozoología":


* "Criptozoología y paleontología - Celacantos, fósiles vivientes y taxones Lázaro":




* "La Ciencia y los Monstruos, cuestionando los reclamos criptozoologicos":


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