jueves, 8 de agosto de 2024

Alacrán de la celda 27

Por Daniel Galarza Santiago

El escorpión de Durango o alacrán de la celda 27 es un arácnido mitológico de una leyenda urbana de aquel estado mexicano, donde también se exhibe el presunto ejemplar en el Museo Túnel de Minería. Este alacrán es el antagonista de una leyenda local donde, según se cuenta, los presos de la celda 27 de la antigua penitenciaría de Durango siempre amanecían muertos inexplicablemente. Se supone que un preso, apodado "Juan sin miedo", fue el quien descubrió al animal, teniendo unos imposibles 30 cm de largo y siendo un escorpión agresivo con sed de sangre humana cada que la prisión quedaba completamente a oscuras.

 
La leyenda es lo suficientemente fantástica como para ser tomada en serio (puede ser que se basara en algunos hechos reales, por ejemplo, que se tratara de un lugar donde los presos perdían la vida por picaduras letales de escorpiones y la falta de atención médica adecuada), por lo que se vuelve un atractivo morbo de la región, y qué mejor para un lugar que contar con su propio críptido, teniendo incluso el presunto cuerpo del monstruoso arácnido.

Algunas cuentas sensacionalistas y portales de criptozoología hablan del presunto espécimen como real o posiblemente real (otorgando el "beneficio de la duda" porque "no se le han hecho estudios científicos"[1]). Se trata de un cuerpo de un escorpión real, con patas y tenazas de cangrejo añadidas. En un tuit, el portal @Arachno_Cosas[2mostraba el armado, señalando además que la parte delantera del presunto escorpión parece ser otro escorpión encimado al cuerpo original.
 
Comentario desde @Arachno_Cosas: <<Pudiera basarse en hechos "reales", pero el alacrán que vemos en la imagen no corresponde a una especie de importancia médica. Además, tiene partes de otros animales (encerrado en verde) posiblemente de cangrejos. También parece tener otro alacrán debajo (encerrado en rojo)>>.


Sin embargo, algo a destacar, es que el monstruo que se encuentra en exhibición actualmente, es considerado falso y así es tal cual lo anuncian dentro de dicho museo[3]. Los creyentes en la leyenda podrían decir que en realidad podría ser que la especie de 30 cm existe y sigue merodiando en Durango. Lo cierto es que no existen escorpiones de ese tamaño en nuestro tiempo, y los escorpiones de importancia médica de la zona no rebasan los 15 cm de largo. Esto no ha impedido que la leyenda del escorpión se mantenga viva en la cultura popular de Durango, teniendo incluso un corrido llamado "La celda 27" cantado por el grupo Alacranes Musical[4].

Los escorpiones gigantes y sedientos de sangre humana solo existen como entretenimiento y como parte de los relatos tradicionales. Existen escorpiones de gran tamaño (no nativos de México), así como otros que se considera una potencial amenaza a la salud humana, pero para encontrar información confiable al respecto, lo mejor es acudir a portales especializados.

Véase también: Arañas gigantes.


Otras referencias



* "Escorpiones de importancia médica-toxicológica en México. ¿Cómo reconocerlos a simple vista?", por Alejandro Valdez Mondragón y María Luisa Jiménez, en RedTox

* "EL ALACRÁN DE LA CELDA 27 | Criptozoologia (REEDITADO)":




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domingo, 10 de septiembre de 2023

Salón de la fama de la medicina alternativa

Por Daniel Galarza Santiago

El salón de la fama de la medicina alternativa es una lista de médicos, investigadores y demás "que han logrado publicar nada más que resultados positivos sobre una terapia dudosa". Compilada por el Dr. Edzard Ernst, la lista se compone, hasta el momento, de 21 nombres, la mayoría promotores de pseudoterapias como la homeopatía y la acupuntura:

  1. Jorge Vas (acupuntura, España)
  2. Wane Jonas (homeopatía, EEUU)
  3. Harald Walach (varias pseudoterapias, Alemania)
  4. Andreas Michalsen  (varias estafas, Alemania)
  5. Jennifer Jacobs  (homeópata, EEUU)
  6. Jenise Pellow  (homeópata, Sudáfrica)
  7. Adrian White  (acupunturista, Reino Unido)
  8. Michael Frass  (homeópata, Austria)
  9. Jens Behnke  (responsable de investigación, Alemania)
  10. John Weeks  (editor de JCAM, EEUU)
  11. Deepak Chopra  (emprendedor en variadas pseudoterapias, EEUU)
  12. Cheryl Hawk  (quiropráctica estadounidense)
  13. David Peters  (osteopatía, homeopatía, Reino Unido)
  14. Nicola Robinson  (MTC, Reino Unido)
  15. Peter Fisher  (homeopatía, Reino Unido)
  16. Simon Mills  (medicina herbaria, Reino Unido)
  17. Gustav Dobos  (varias pseudoterapias, Alemania)
  18. Claudia Witt  (homeopatía, Alemania/Suiza)
  19. George Lewith  (acupuntura, Reino Unido)
  20. John Licciardone  (osteopatía, EEUU)
  21. Terry Oleson (auriculoterapia, EEUU).
  22. Helmut Kiene (medicina antroposófica, Alemania).

La lista está completamente limitada por el conocimiento del Dr. Ernst quien, siendo un especialista en pseudoterapias, reconoce que podría ser mayor. Ernst utiliza su "índice de confianza" para aceptar a un investigador en salud en el salón de la fama:

Si alguien prueba un tratamiento que es, en el mejor de los casos, dudoso y, en el peor, falso, es probable que veamos algunos estudios que no son positivos. Él/ella tendría así un "ÍNDICE DE CONFIANZA"* alto o normal (otra creación mía que, creo, se explica por sí misma). Por el contrario, cualquier investigador que consiga publicar nada más que resultados positivos de una ESTAFA tendrá un "ÍNDICE DE CONFIANZA" muy bajo. En otras palabras, estas personas son especiales, tanto es así que decidí honrar a esos 'genios' admitiéndolos en mi SALÓN DE LA FAMA DE LA MEDICINA ALTERNATIVA .

El índice de confienza (TI, por sus siglas en inglés) de un investigador x podría obtenerse de la siguiente manera:

Si calculamos el porcentaje de los artículos de un investigador que llegan a conclusiones positivas y lo dividimos por el porcentaje de sus artículos que llegan a conclusiones negativas, podríamos tener una medida útil. Un ejemplo realista podría ser el caso de un investigador clínico que haya publicado un total de 100 artículos originales. Si el 50% tuviera conclusiones positivas y el 50% negativas sobre la eficacia de la terapia probada, su TI sería 1.

Dependiendo del área de la medicina clínica en la que trabaje esta persona, 1 podría ser una cifra aceptable en términos de confiabilidad del autor. Si el TI va más allá de 1, podríamos preocuparnos; si llega a 4 o más, deberíamos preocuparnos.

Un ejemplo sería un investigador que ha publicado 100 artículos de los cuales 80 son positivos y 20 llegan a conclusiones negativas. En consecuencia, su TI ascendería a 4. La mayoría de nosotros, dotados de un sano escepticismo, consideraríamos esta cifra muy sospechosa.

La publicación de estudios que solo arrojan resultados positivos para tratamientos de los que se sabe son ineficaces o que carecen de mecanismos que expliquen cómo funcionarían sin contradecir el conocimiento científico bien corroborado, vuelve a estos autores más que sospechosos o de fraude o de un sesgo que se volvió parte de su metodología, o un notable conflicto de interés. Algunos casos, como Deepak Chopra o Harald Walach, podríamos decir que son una convinación de todas estas posibilidades. 

Ernst también aclara que existen casos especiales, como el de Jens Behnke, que no ha hecho ninguna publicación en revistas especializadas, pero se autodenomina "consultor de investigación en homeopatía", lo que nos lleva a razonar que

la homeopatía obedece reglas diferentes a cualquier otra forma de charlatanería. Uno de sus axiomas sostiene que MENOS ES MÁS . Y considerando este principio, ¡Behnke seguramente debe ser EL experto! Ninguna publicación, en la lógica homeopática, significa evidentemente que él sea mejor que nadie.

Es poco probable que alguno de los autores de este particular salón de la fama produzca alguna contribución seria a la medicina basada en la ciencia, pero sin duda se pueden encontrar en varias fuentes que hacen una completa apelación a la autoridad dados sus extraordinarios resultados.

Véase también: Doble ciego; Edzard Ernst; Enfermedad del médicoFraude médico; Índice de confianza del investigadorMedicina alternativa; Pluralismo médicoPseudoterapia; Sesgo de publicación.


Fuentes

* "An Osteopath/HEILPRAKTIKER joins the ‘ALTERNATIVE MEDICINE HALL OF FAME’", por Edzard Ernst, Edzard Ernst blog.

* "The Trustworthiness Index", por Edzard Ernst, Edzard Ernst blog.

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Última actualización 05/11/2023

domingo, 12 de marzo de 2023

Criptozoología

Por Daniel Galarza Santiago 

"No existe Nessie y no existe el Yeti. Tampoco existen las serpientes de mar, el pulpo gigante, el Mokle-mbembe y el chupacabras. Ni el Bigfoot, que es algo así como el primo americano del Yeti y de nuestro Basajaun. No existen los monstruos de la criptozoología. Sin embargo, hay quien cree en ellos y lucha por demostrar su existencia. No sólo es así, sino que, a menudo, los criptozoólogos toman el papel de héroes incomprendidos que en algún momento, en el futuro, conseguirán que la ciencia y la sociedad en general reconozcan sus méritos y les agradezcan la demostración de que sus monstruos son reales." Eduardo Angulo.

"La criptozoología es uno de los más divertidos espacios de la paranormalidad, porque se dedica al estudio de animales cuya existencia no ha sido probada y a los que llama "críptidos". Por supuesto, estudiar un animal que no se ha demostrado que exista es un poco raro, pero según los criptozoólogos, el mundo está lleno de animales que la ciencia desconoce." Mauricio-José Schwarz.

"[L]a comunidad de la criptozoología es como la de los creacionistas. Están obsesionados con una mitología a la que dedican mucho tiempo, esfuerzo y dinero, y que aparentemente les da sentido y propósito a sus vidas. Ninguna cantidad de evidencia o hecho los disuadirá, porque este sistema de creencias les brinda consuelo y nada puede sacudirlo...He leído lo suficiente de sus escritos para detectar sus similitudes con los creacionistas. No tengo más ilusiones de que los criptozoólogos puedan ser persuadidos por evidencia y hechos, sin importar cuán abrumador sea el caso que presentemos." Donald Prothero.

"Dado que los criptozoólogos gastan la mayor parte de su energía tratando de establecer la existencia de criaturas, en lugar de examinar animales reales, son más parecidos a los investigadores psíquicos que a los zoólogos." Robert Todd Carroll.

"La criptozoología no es el estudio de animales desconocidos, sino más bien el estudio de personas que persiguen algo que no está ahí, como con los ovnis o los fantasmas." Brian Regal

La criptozoología, también conocida como zoología forteana, es la pseudociencia que pretende estudiar a los críptidos, tales como Nessie, Pie grande, el Yeti, el kraken, los monstruos aéreos o el chupacabras. Esto no deja de ser paradójico, dado que no es posible estudiar un objeto que no has demostrado que exista para ser estudiado. La criptozoología sería así un campo pseudocientífico particular, denominado ciencia hada de los dientes. También puede estudiarse a los críptidos como ficciones creadas en un contexto, influenciados por factores como los valores, las creencias religiosas o las tradiciones; es decir, como elementos del folclor o de la cultura popular. Vista de este modo, la criptozoología sería una clase de rama de la antropología o de la psicología social que buscaría producir conocimientos sobre nuestra naturaleza propensa a creer en falsos palpables, antes que descubrir monstruos reales en la naturaleza.


Se le atribuye al zoólogo Bernard Heuvelmans haber fundado el campo de la criptozoología como un intento de investigación científica de posibles animales aún por descubrir, considerado padre de este campo (aunque quien primero usó la palabra fue Ivan T. Sanderson, como Heuvelamns mismo reconocía, el primero en usar este término con tal objetivo). Heuvelmans la definía como "el estudio de los animales sobre cuya existencia solo poseemos evidencia circunstancial y testimonial, o bien evidencia material considerada insuficiente por la mayoría". Dependiendo de si se trata de un defensor o un escéptico de la criptozoología, se le añadirán adjetivos como "ciencia" o "pseudociencia", y lo podemos constatar haciendo una revisión rápida de cómo se le define en diferentes fuentes.

  • Comenzando con una de las más básicas, la Wikipedia en español dice[1] que la criptozoología "es una pseudociencia y subcultura que intenta probar la existencia de animales extintos, mitológicos o folclóricos. Los seres de interés criptozoológico son llamados «críptidos», término acuñado por John Wall en 1983. Esto incluye a especímenes vivos de especies extintas, como dinosaurios no aviares; animales que carecen de evidencia pero aparecen en mitos, leyendas o reportes oculares, como Pie Grande, el Chupacabras o el Monstruo del lago Ness; y animales salvajes lejos de sus zonas geográficas, como gatos fantasmas (también llamados grandes felinos alienígenas)." Wikipedia también se ocupa de especificar que la criptozoología no forma parte ni de la zoología, la antropología o los estudios folclóricos, y que es una pseudociencia más relacionada con el creacionismo de la Tierra joven, la ufología y la caza de fantasmas.

  • Por otro lado, y con una descripción más neutral, en Mysterious Creatures. A Guide to Cryptozoology (2002), George M. Eberhart, define la criptozoología como "el estudio de la evidencia para animales que no están descritos por la ciencia", definición compartida por otros como Dmitri Bayanov. Este cambio es importante, pues ya no se postula la existencia de los críptidos como el objeto de estudio (el cual es inexistente), sino las evidencias de su existencia (testimonios, leyendas, tradiciones y/o evidencias físicas), lo que haría que la criptozoología tuviera un objeto de estudio auténtico. El problema sería, entonces, qué es lo que aportan esas evidencias: ¿son prueba de monstruos o de la creatividad y la imaginación humana, o algo más?

  • El International Museum of Cryptozoology [2], dirigido por Loren Coleman, después de revisar la historia de la definición, afirma que la criptozoología "es una de las ciencias de la vida más nuevas y, sin duda, una de las más emocionantes". Coleman, como criptozoólogo de "formación", defiende este campo como uno de legítima investigación, y luego de varios años de intercambio de opiniones con otros criptozoólogos, ha llegado a defender que un elemento importante en el "estudio" de los animales desconocidos "es el aporte de las tradiciones, avistamientos, cuentos, leyendas y folclore locales, nativos, exploradores y viajeros de los animales aún no verificados. Es por esta misma razón que la mayoría de los animales perseguidos, pero no todos, son grandes." Por lo tanto, concluye: "la criptozoología es el estudio de animales ocultos (grandes o pequeños), hasta la fecha, no reconocidos formalmente por lo que a menudo se denomina ciencia occidental o zoología formal, pero respaldados de alguna manera por el testimonio (en su definición más amplia) de un ser humano y evidencia de su presencia."

  • En El gran libro de la criptozoología (2008), David Heylen, Gustavo Sánchez y José Gregorio González, definen a la criptozoología, en su introducción, como "la subdisciplina científica que investiga la existencia de animales «ocultos» o «desconocidos» para la ciencia, criaturas que teóricamente deberían existir tanto por sus inusuales características, como sucede con el Allghoi khorkhoi, un gusano gigante que, al considerárselas extinguidas hace decenas -como sucede con el thylacine- e incluso en ocasiones millones de años, tal y como parece ocurrir con el mokele mbembe africano, descrito como un dinosaurio saurópodo que frecuenta los pantanos del Congo."

  • Del "lado" escéptico, en The Skeptic's Dictionary[3], de Bob Carroll, dice que la "criptozoología es, literalmente, el estudio de animales escondidos. Es el estudio de criaturas como el bunyip australiano, Bigfoot, el chupacabra y el monstruo del lago Ness. No es una rama reconocida de la ciencia de la zoología." Carroll, a diferencia de los criptozoólogos anteriormente citados, hace énfasis en esto último: que los zoólogos no reconocen a los criptozoólogos como colegas, un primer indicio para sospechar de la presunta cientificidad de la criptozoología. En otra publicación de la misma fuente[4] llamada "ciencia hada de los dientes", se puede identificar a la criptozoología como un campo que genera toda una pirámide de supuestos conocimientos de un objeto de estudio que ni siquiera ha demostrado que existe.

  • Dentro de The Skeptic Encyclopedia of Pseudoscience (2002), editada por Michael Shermer, el artículo de Ben S. Roesch y John L. Moore define la criptozoología como "el estudio de animales cuya existencia no ha sido probada. Sus practicantes, incluidos los aficionados y zoólogos profesionales, buscan monstruos conocidos, como el monstruo del Lago Ness y el Bigfoot, y animales más pequeños y menos conocidos. La criptozoología varía de pseudocientífica a útil e interesante, dependiendo de cómo se practique." Se reconoce aquí que, dependiendo el enfoque, es que podemos hablar de variedades más o menos científicas de la criptozoología como campo. Entra más se centre en demostrar o buscar la existencia real de los críptidos, es menos científica.

  • Por último, el biólogo español y miembro del Círculo Escéptico, Eduardo Angulo en su libro, Monstruos. Una visión científica de la criptozoología (2007), después de recordarnos las palabras de Heuvelmans que considerar los análisis de los criptozoólogos como más científicos que el relato de testigos fiables "es solo una ilusión", define este campo como "la ciencia que estudia los animales cuya existencia se basa únicamente en evidencias testimoniales o circunstanciales, o en pruebas materiales que los científicos consideran insuficientes." Angulo añade ciertas características de la pseudociencia como propias de la criptozoología a lo largo del libro.

La criptozoología como pseudociencia


Como es posible notar luego de esta revisión, la mayoría de fuentes (tanto escépticas como defensoras) aportan definiciones similares (el diablo está solo en los detalles), basada en la ofrecida por Bernard Heuvelmans. Las variables iban desde nombrarla una "subdisciplina científica" hasta ir de lleno a asegurar que se trata de una "pseudociencia". Pero, ¿cómo podríamos establecer qué es exactamente la criptozoología? ¿Es completamente científica, medianamente científica, protocientífica, semicientífica o de plano una pseudociencia? Creo que, salvo los más fanáticos, no existe defensor serio que diga que la criptozoología es completamente científica, y suelen apelar a que se trata de una disciplina en pañales (es decir, dan a entender que se trata de una protociencia). Aquí es donde entra el análisis filosófico e histórico de este campo para poder establecer, por sus prácticas y sus principios, si encaja con la ciencia, si se enriquece de ella y si también aporta al avance del conocimiento científico.

Para esto, conviene primero establecer qué es una pseudociencia (lo que tampoco es muy sencillo). El definir la pseudociencia y establecer lo que la caracteriza y diferencia de la ciencia se le conoce, en filosofía de la ciencia, como el problema de demarcación de la ciencia, problema que puede rastrearse hasta los escritos de Aristóteles, pero que se le estudia con este nombre desde las primeras décadas del siglo pasado, sobre todo después de la obra de Karl Popper, La lógica de la investigación científica, publicada en 1934. 

En filosofía de la ciencia (y la pseudociencia), aunque se tiene como un hecho que no existen fronteras claras para demarcar a la ciencia de los campos no-científicos (especialmente los pseudocientíficos), se sabe hoy en día que un campo pseudocientífico posee varios rasgos característicos o criterios que lo distinguen de los criterios de un campo que se considera científico.

Una de las propuestas más conocidas para la solución al problema de demarcación, es la presentada por el filósofo Mario Bunge en su libro Pseudociencia e Ideología (1985). Bunge explica que no es posible quedarse con una definición negativa, pues con esta perdemos muchas características esenciales de las pseudociencias. La definición negativa de pseudociencia como “aquello que se vende como ciencia pero que no es ciencia” es verdadera y alude a una característica de este campo de creencia; sin embargo, resulta tan insatisfactoria como la definición de “soltero” como “alguien no casado”. El que un objeto carezca de cierta propiedad puede ayudar a identificarlo, más no a describirlo, definirlo y menos aún a comprenderlo.

Así que Bunge dice que una pseudociencia es un campo de conocimiento (más en específico, un campo de creencia, y no un campo de investigación, como lo serían la ciencia y la tecnología) compuesto por la decatupla:

SC = <C, S, D, G, F, E, P, A, O, M>

Tal que

C = comunidad de creyentes, no investigadores. Los pseudocientíficos no realizan investigación, aunque la imitan.

S = sociedad anfitriona que apoya a SC por motivos prácticos o tolera a SC, aunque la exilia fuera de la cultura oficial.

D = el dominio o universo del discurso D contiene ítems imaginarios, tales como influencias astrales, voluntad nacional, memorias ancestrales, destino manifiesto, superegos, platillos voladores, etc.

G = la concepción general o filosofía G incluye:

  1. Una ontología que admite la existencia real de entes o procesos inmateriales, tales como fantasmas, un diseñador inteligente, fuerzas vitales o memoria del agua.
  2. Una gnoseología que admite argumentos de autoridad o modos paranormales de conocimiento accesibles sólo a los iniciados, o a los entrenados para interpretar ciertos textos canónicos.
  3. Un ethos que, lejos de ser el de la libre búsqueda de la verdad, de la profundidad y de la sistematicidad, es el de la defensa obstinada del dogma, si es necesario, con ayuda del engaño o la violencia.

F = el fondo formal F es muy modesto, pues la pseudociencia no siempre respeta la lógica, y los modelos matemáticos son la excepción y, cuando han sido propuestos, han resultado incomprobables o falsos.

E = el fondo específico E es muy pequeño cuando no vacío; una pseudociencia aprende poco o nada de otros campos de conocimientos, y contribuye poco o nada a ellos.

P = incluye problemas mal planteados (por tener supuestos falsos) y típicamente (no siempre) prácticos más que cognoscitivos.

A = el fondo de conocimiento acumulado A es pequeño, está estancado y contiene numerosas hipótesis incontrastables o incompatibles con hipótesis científicas bien confirmadas (leyes); en particular, no contiene leyes propiamente dichas.

O = los objetivos son típicamente prácticos, antes que cognoscitivos, como corresponde al carácter predominantemente práctico de P; en cambio, O no contiene los objetivos característicos de la investigación científica, a saber, la búsqueda de leyes, su sistematización en teorías, y la utilización de éstas para explicar y predecir.

M = la metódica M contiene métodos que no son contrastables ni justificables (piénsese, por ejemplo, en la sucusión de la homeopatía, la sesión espiritista o la investigación a oscuras en supuestas casas embrujadas de los sugestionables cazafantasmas); en cambio, típicamente SC no hace experimentos (aunque hay algunas excepciones, como la parapsicología y la homeopatía) ni admite la crítica.

La composición de las ocho últimas componentes de SC apenas cambia con el tiempo, y cuando lo hace, es de forma limitada y de resultas de controversias o de presiones externas, no de investigaciones científicas o renovación de conocimiento.

SC no tiene parientes próximos con los que pueda interactuar fructíferamente, salvo quizá otra pseudociencia; usualmente SC está prácticamente aislada. No existe un sistema de pseudociencias paralelo al de las ciencias.

Con esta definición, ahora podemos pasar a examinar la criptozoología como la decatupla 

CZ = <C, S, D, G, F, E, P, A, O, M> 

en donde:

C = está compuesta por pocos investigadores (algunos biólogos y antropólogos que con frecuencia recurren a afirmaciones falaces e investigaciones sesgadas para sostener el misterio de algún críptido), pero sobre todo de creyentes que defienden uno o varios "misterios perdurables" de la criptozoología sin importar la falta de evidencia o las pruebas que refutan ciertos elementos de su creencia.

S = opera en una sociedad que no solo la tolera, sino que se interesa en sus ítems como curiosidades de la cultura popular. Los críptidos son íconos de varios países, y muchas veces favorecen las economías regionales, como ocurre con el turismo en el lago Ness. 

D = el universo del discurso de CZ es, hasta donde sabemos, imaginario, pues contamos con enciclopedias completas que hablan de las conductas reproductoras, zonas de cacería, años de vida y ecosistema de criaturas de las que jamás se ha corroborado su existencia.

G = la filosofía de la criptozoología se compone de:

  1. Una ontología cuasimaterialista, pues si bien, postula que existen criaturas desconocidas, casi todas se especula que se trata de especies animales aún por descubrir. Aunque eso no ha evitado que a la criptozoología se le relacione en ocasiones con creencias no solo inmaterialistas, sino anticientíficas, como el creacionismo y los fenómenos paranormales.
  2. Una gnoseología que admite argumentos de autoridad, y privilegia modos de conocimiento altamente falibles, como son el testimonio y la interpretación libre (y muchas veces anacrónica) de mitos y tradiciones antiguas.
  3. Una ética que aparenta el fomento de la búsqueda de la verdad por mano propia a través de la exploración, pero que en la práctica es la defensa y justificación obstinada del dogma o del misterio perdurable.
F = los criptozoólogos rara vez hacen uso de herramientas formales o matemáticas.

E = el fondo específico de CZ es muy pequeño. No se le deben conocimientos ni técnicas que enriquezcan a alguna ciencia o técnica. Contrario a lo que algunos criptozoólogos afirman, descubrimientos como el celacanto no cuentan a su favor, al no ser criaturas consideradas anteriormente como críptidos.

P = la problemática en CZ generalmente está mal planteada por lo descrito en D, y en la práctica cuenta con un objetivo práctico: mantener el misterio perdurable de los monstruos, antes que establecer conocimientos fiables.

A = el fondo acumulado de conocimientos es nulo. Han sido los biólogos y biogeógrafos quienes aportan un fondo de conocimiento a los criptozoólogos (por ejemplo, el lago Ness ha sido investigado científicamente de distintas maneras, favoreciendo la idea que no existe ningún depredador de gran tamaño en el ecosistema, mientras los criptozoólogos inventan hipótesis ad hoc para seguir manteniendo viva la leyenda de Nessie).

O = los objetivos de la criptozoología son pragmáticos: el objetivo es siempre convencer al público de que x críptido en verdad existe, y que hay suficientes evidencias para al menos considerarlo como una posibilidad y así seguir financiando expediciones, libros, eventos y museos de criptozoología.

M = los métodos de CZ van desde la exploración de áreas silvestres hasta la descripción enciclopédica de criaturas legendarias, al más puro estilo de los bestiarios medievales. También se recurre a la evidencia anecdótica para la creación de hipótesis o especulaciones sobre las criaturas extrañas, siendo bastante acríticos con los testigos.

Todo lo anterior no ha cambiado desde los tiempos en que Heuvelmans describía su nuevo campo de creencia, donde informaba de serpientes marinas y autentificaba fraudes en base a testimonios. Los debates criptozoológicos siguen siendo los mismos desde hace décadas, una muestra de cuán estancado se encuentra en el tiempo este campo. 

La criptozoología no posee parientes, aunque a menudo toma prestado conocimientos no controvertidos de la biología, la biogeografía, la paleontología, la paleoantropología o la ecología. Es usual que sus suposiciones sean contrarias al conocimiento de las ciencias biológicas, como postular la existencia de animales prehistóricos (terópodos, plesiosaurios, saurópodos, mamuts, pterosaurios, tilacinos) en ecosistemas modernos, ignorando a su vez el conocimiento en biogeografía.

En conclusión: la criptozoología es una pseudociencia, aunque a diferencia de otras, supone la existencia de entidades concretas o materiales, lo que hace que su búsqueda llegue a postularse como al menos interesante. Lástima que tales entidades contrarien los conocimientos bien establecidos de paleontología, paleoantropología, biología evolutiva y ecología en distintos niveles. Peor, que hasta ahora se ha tratado al campo como uno más de los frentes para vender misterios, en vez de resolver problemas como sí haría una ciencia auténtica.

Entrada revisada por Fernando Jorge Soto Roiland.

Véase también: Bernard Heuvelmans; Ciencia hada de los dientes; Criptobotánica; Criptozoología de animales extintosCríptidos; DuendologíaFuturozoologíaHominologíaMisteriodismo; Misterio perdurable; Monstruo; Monstruos aéreos; Monstruos de los lagos; Monstruos del pantano; Monstruos MarinosMuseo Internacional de Criptozoología; Paleocríptidos; Parazoología; Pseudociencia; Pseudocríptido.

Fuentes


* Monstruos, por Eduardo Angulo, 451 Editores, Madrid, España, 2007.

* El gran libro de la criptozoología, por David Heylen, Gustavo Sánchez y José Gregorio González, Editorial EDAF, Madrid, España, 2008.

Pseudociencia e Ideología, por Mario Bunge, Siglo XXI Editores, DF, México, 2013.

* Cryptozoology A to Z, por Loren Coleman y Jerome Clark, Fireside, Nueva York, EEUU, 1999.

Mysterious Creatures. A Guide to Cryptozoology, por George Eberhart, ABC-CLIO, California, EEUU, 2002.

* The Skeptic Encyclopedia of Pseudoscience, por Michael Shermer (ed.), ABC-CLIO, California, EEUU, 2002.

* "Criptozoología", Wikipedia en español.

* "Cryptozoology", por Robert Todd Carroll, The Skeptic's Dictionary

* "What is Cryptozoology?", por Loren Coleman, International Museum of Cryptozoology.

Otras referencias


* Así creamos monstruos, por Ignacio Cabria, Editorial Luciérnaga, Barcelona, España, 2023.

* El yeti y otros bichos ¡vaya timo!, por Carlos Chordá, Editorial Laetoli, Pamplona, España, 2009.

* La esfinge de Darwin y otras historias asombrosas de la criptozoología, por Daniel Rojas, Guadalmazan, Córdoba, España, 2012.

* Abominable Science!, por Daniel Loxton y Donald Prothero, Columbia University Press, Nueva York, EEUU, 2013.

* "El universo onírico de la criptozoología", por Fernando Jorge Soto Roiland, El escéptico, no. 48, septiembre-diciembre 2008.

* "Criptozoología: buscando animales que nunca existieron", por Fernando Jorge Soto Roiland, Monografías.

* "¿Ha muerto la criptozoología?", por Aldo Tomi Alba, blog El retorno de los charlatanes.

* "Los logros de la investigación paranormal", por Mauricio-José Schwarz, blog El retorno de los charlatanes.

* "Ciencia mala", por Roberto Díaz Sibaja, blog Palaeos

* "Creators of  the Paranormal", por Joe Nickell, Skeptical Inquirer, vol. 40, no. 3, mayo-junio 2016.

* "The Problematic Process of Cryptozoologification", por Daniel Loxton, Skeptic.

* "Cryptozoologist: Just like creationist", por Donald Prothero, SkepticBlog

* "Mythbusting Monsters – Abominable Science With Daniel Loxton and Donald Prothero", entrevista por Kylie Sturgess, Skeptical Inquirer.


* "¿Monstruos reales? CHUPACABRAS, Yeti, Mokele Membe y criptozoología":


* "Criptozoología y paleontología - Celacantos, fósiles vivientes y taxones Lázaro":




* "La Ciencia y los Monstruos, cuestionando los reclamos criptozoologicos":


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lunes, 11 de enero de 2021

nieve artificial, Conspiración de la

Por Daniel Galarza Santiago.

La conspiración de la nieve artificial o nieve falsa es una conspiranoia y fake new popular en España, luego de la borrasca Filomena [1] que azotó Europa a inicios de enero del 2021. Distintos ciudadanos comenzaron a publicar videos en redes sociales, donde se observa que intentan quemar una bola de nieve que no se derrite y, aparentemente, se vuelve negra y despide un olor similar al plástico. Los internautas han especulado que se trata en realidad de una tormenta artificial con nieve falsa, probablemente producto de los chemtrails o la guerra climatológica, con un objetivo desconocido y probablemente siniestro.

El biólogo y edutuber español Álvaro Bayón explicó en un hilo de twitter [2] que la conspiración está en la mente de los conspiracionistas que desconocen física y química básica. Primero explica el por qué la nieve se hace negra y despide un olor a plástico:
Empecemos por el principio. Usamos un mechero de butano o de gasolina, y usamos nieve previamente apelmazada. Esas dos variables son relevantes. Tenemos dos fenómenos, y vamos a explicarlos por separado. Primero. ¿Por qué se pone negro, y huele raro?

Al usar un mechero estamos quemando un combustible (butano o gasolina), que contiene una interesante cantidad de impurezas que, al quemarse, forman hollín. Ese hollín normalmente se ve como humo. Si acercas el mechero a un cristal limpio (puedes limpiarlo a conciencia antes, para verificar que no es nada que haya en el cristal), verás que también se pone negro. Es normal, eso es el hollín del combustible depositándose sobre la superficie (la bola de nieve, o el vidrio, la que sea). El olor, es lo mismo. El gas butano no huele, pero sí está mezclado con sustancias que sí huelen. El olor viene de esas impurezas que se están quemando.

Aclarado este punto, Bayón  procede a explicar por qué la nieve no parece derretirse con el fuego de un encendedor:

Hay dos cosas importantes aquí. La primera es que el agua (incluso congelada) tiene un alto calor específico. Si la bola de nieve está apelmazada (eliminas el aire que hay entre los copos de nieve), el hielo está en contacto con... bueno, con más hielo. La llama la estás aplicando sobre un punto localizado, y la mayor parte del calor que recibe va a disiparse por el resto de la masa de hielo, sin llegar a derretirse, a causa de ese alto calor específico.

Sin embargo, en el punto donde la llama impacta de forma más directa, el hielo, al pasar repentinamente de una temperatura muy baja a una muy alta, sufre un proceso bien conocido por cualquiera que haya estudiado física y química en la ESO, que es la sublimación el paso de hielo a vapor sin pasar por la fase líquida. Muy poco sólido pasa a mucho gas, así que es normal que ese proceso sea poco aparente. Aunque llega a verse si se presta atención. Esto se ve más evidente si usas una nieve-polvo sin apelmazar. En ese caso —y podéis hacer la prueba—, parte de la nieve se derretirá y se infiltrará hacia el resto por capilaridad, como antes, y buena parte de ella sublimará.

Esto es porque el aire que hay atrapado entre los copos actúa como aislante térmico, impidiendo que el calor se disipe por el resto del hielo, dejando los copos más expuestos al calor extremo de la llama.
Por su parte, para el divulgador y crítico de cine César Noragueda, la conspiranoia podría estar alimentada por algún sesgo ideológico para negar el calentamiento global:
Ni algo propio de elucubraciones razonables asumir que el aumento evidente de los acontecimientos meteorológicos extremos se deba a una conspiración monstruosa en vez de al cambio climático antropogénico, cuya existencia rechazan a pesar del cúmulo ingente de estudios que han demostrado su realidad indiscutible. (Enlace del original).

 Véase también: Cera de la manzana.

Fuente

* "La nieve falsa y el mechero", por Álvaro Bayón, blog Curiosa Biología.

Otras referencias

* "Por qué los conspiranoicos de la nieve están equivocados", por César Noragueda, Hipertextual.

* "Filomena es cambio climático", por Queralt Castillo Cerezuela, Climática.

* "Borrasca Filomena", Wikipedia en español.

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sábado, 17 de octubre de 2020

Mito del perro alfa

Por Luis Óscar Tovar Gamboa

El mito del perro alfa o mito del alfa es la idea de que los grupos de perros tienen una estructura social jerárquica piramidal, en cuya cima se encontraría un individuo dominante que goza de la obediencia, sumisión y respeto del resto de los miembros de la manada. Se cree también que cada can desde su nacimiento posee un deseo intrínseco, casi instintivo, por establecerse en un rango superior a otros individuos, deseo que ha de motivar su conducta -especialmente la agresiva- valiéndose principalmente de la violencia para establecer su supremacía. Esto suele aceptarse como un rasgo de su carácter, y así como sabemos hay perros más nerviosos o tolerantes que otros, habrá también algunos que sean más o menos dominantes.

Ejemplos de esta concepción de “dominancia” podemos ver en todos lados, una consulta en su buscador de preferencia arrojará una variedad de artículos, blogs y videos sobre cómo saber si tu perro es dominante y cómo tú convertirte en su alfa, desde libros o manuales de etología y entrenamiento hasta shows populares en como “El encantador de perros” Cesar Millán de National Geo. El mito del alfa está por todas partes si del argot canino se habla, influenciando métodos de entrenamiento y relaciones dueño–mascota por igual, y sin embargo, parece ser más bien un gran malentendido. Sería equivocado pensar que esta idea ha aparecido sin más de la noche a la mañana, así que comencemos por diseccionar ¿De dónde viene?

El origen y fundamento del mito


A finales de la década de 1940 se realizó un estudio en lobos en cautiverio que analizaba su comportamiento social, la investigación concluyó que los lobos se agrupaban en estructuras linealmente jerárquicas, en los cuales macho y hembra dominantes reforzaban su posición de autoridad por medio del despliegue casi exclusivo de conductas agonísticas y a menudo sangrientas, pues los demás integrantes de la jauría estarían en constante competencia por obtener su posición.

Esquema de dominancia jerárquica según la teoría del alfa dominante. Imagen obtenida de: "Dominance in domestic dogs – useful construct or bad habit?" (Bradshaw, 2009).


Otros investigadores de la época después replicarían con éxito sus resultados, fortaleciendo una concepción que prevalecería por algunos años en la etología, y hasta hoy día en la cultura popular. El mito del perro dominante surge de la suposición de que los perros y los lobos poseen un idéntico sistema de organización gregaria, y que por tanto el esquema lineal de jerarquía donde primarían los rangos, regiría y motivaría el actuar de nuestras mascotas. Esto ha influenciado tanto métodos de entrenamiento completos como el trato que se les da a estos animales en el día a día (Bradshaw, 2009). 

El problema con estas investigaciones es que asumían que dicho comportamiento era el comportamiento natural de la especie, y no una consecuencia de colocar juntos -sin opción de dispersarse- a varios lobos no relacionados entre sí, bajo las condiciones deficientes en las que se encontraban los zoológicos de la época. Otro error fue no incluir estudios de lobos en un ambiente silvestre para así poder contrastar los resultados. Trabajos más recientes de etólogos que se han dedicado a la observación de dichos animales en libertad, han demostrado que la organización que siguen es más bien el de jaurías compuestas por una pareja monógama junto con su camada. El mismo autor que acuñó los términos “macho y hembra alfa” ya ha rectificado y establecido en su trabajo: la unidad básica de la organización social de los lobos es la pareja de padres (L. David Mech, 2003). 


Perros, pero no lobos 


El comportamiento de una especie doméstica puede entenderse como resultado de dos factores importantes: la conducta de sus antecesores salvajes y los cambios ocasionados por la domesticación (Vilanova, 2009). Sin embargo, esto no significa que podamos extrapolar los comportamientos propios de una especie a otra sin más investigación, menos aun cuando hablamos de conducta social pues, este es posiblemente uno de los aspectos que mayor modificación han sufrido producto de la selección artificial. 

Hay varias diferencias relevantes en el comportamiento social manifestado por perros y lobos. Uno de ellos es el grado de conducta pro social (conductas sociales positivas, fundamentales para iniciar la cooperación) bajo condiciones diversas. Un estudio publicado en 2019 comparó en una prueba controlada –donde mediante una pantalla táctil, decidían si se le otorgaba alimento o no a sus congéneres- la tendencia de individuos de ambas especies a desarrollar conductas prosociales. Los investigadores encontraron que los lobos mostraban un alto grado de cooperación para los miembros de su manada, pues manifiestan una mayor tolerancia a compartir recursos como la comida. Los perros, por otro lado, no mostraron tal comportamiento (Dale R, 2019).

Imagen obtenida de: "Wolves, but not dogs,
are prosocial in a touch screen task" 
(Dale R, 2019).
Otra diferencia radica en la manera de organización social, pues, mientras la pareja de padres es la unidad básica en las jaurías de lobos, en los perros no existe un sentido innato ni de cooperación paternal ni para obtener comida. Incluso, los perros desempeñan con bastante frecuencia comportamientos sexuales que sería inusual ver en las jaurías de lobos, como es el hostigamiento sexual por parte de varios machos hacia una hembra (lo cual en los lobos no sucede debido a su comportamiento monogámico), el apareamiento de una hembra con más de un macho y la prevalencia simultánea de dos o más camadas dentro de una misma jauría, lo cual, en los lobos desembocaría en la mayoría de los casos en infanticidio y la supervivencia de solamente una camada (Bradshaw, 2009). 

Esta disparidad nos permite concluir que, aun si la teoría del alfa fuera correcta, y estuviera soportada por la evidencia obtenida en la observación de las jaurías de lobos, sería un error querer usarla para explicar (o peor aún, para modificar y entrenar) el comportamiento de los perros. 

Dominancia 


La dominancia, contrario a lo escrito arriba, se utiliza para describir relaciones entre dos individuos que intentan acceder a un mismo recurso. Aquel que logra garantizar su acceso a dicho recurso, será llamado dominante, y en los perros, esta dominancia se establece -más que por confrontación física- por medio de un intercambio de señales de advertencia y sumisión. El resultado de estas conductas agonísticas se da como producto de múltiples factores como la memoria de confrontaciones pasadas, cambios hormonales e incluso el valor subjetivo que tiene el recurso en cuestión para cada uno de los contendientes (Bradshaw, 2009). Como podemos ver, la dominancia entonces no es una característica individual del temperamento canino ni es algo que motiva su comportamiento, sino una consecuencia del mismo que depende del contexto. Así, es fácil darse cuenta que las conductas indeseadas en nuestros animales de compañía (desobediencia, vocalizaciones excesivas, tendencia a morder y orinar todo) no son algún intento maligno de convertirnos en sus súbditos elevándose como alfas. 

Esto, por supuesto, no trata de negar la existencia de relaciones jerárquicas y de dominancia en la convivencia social de los animales gregarios, pero sí que estas sean un estímulo que motive el comportamiento, y que exactamente en los perros, sean un constructo teórico útil en la interpretación y modificación del comportamiento.

El caso de César Millán 


César Millán es tal vez el último de muchos entrenadores que han basado gran parte de sus métodos de adiestramiento en esta equivocada y obsoleta teoría. Hasta la década de los 90's el nacimiento -en la práctica- del condicionamiento operante, había hecho que cada vez fuera más extraño el recurrir a los métodos cimentados en la teoría de la dominancia. Sin embargo, en el 2004 el lanzamiento de su programa El encantador de perros trajo consigo una nueva oleada de entrenadores basados en su método y el renacimiento del mito del alfa en la cultura popular. 

Es común la idea de que su método está cimentado total o mayormente en experiencia empírica. Sin embargo, en su programa, conferencias y material de texto redactado por él mismo (Millán, 2013) podemos encontrar múltiples referencias (aparte de a términos típicos de estafas pseudocientíficas como “energías” o “auras”) a la teoría del perro dominante. Él y muchos de sus métodos denotan una fuerte influencia por dicha dinastía de seguidores del mito del alfa, la cual (es cuando menos curioso señalar) tiene sus más remotos antecedentes en métodos de adiestramiento militar usados en la armada británica, que incluían entre sus técnicas, por ejemplo, suprimir la conducta de excavar llenando el hoyo con agua y ahogando al perro en él (Pat Miller, 2019). Evidentemente, Cesar Millán no lleva los correctivos a tales extremos, pero prevalece una inclinación por el castigo y un abierto rechazo al uso de refuerzos positivos –que de hecho parece confundir con los premios- (como es posible ver en este video[1]; “Cesar Millán, Educar a tu perro”, en el minuto 6:10), todo debido a la intención de ver a los perros como lobos y luego de comportarse como él cree que se comporta un alfa para obtener obediencia. 

En alguna ocasión ha expresado[2] que los perros pueden ser más o menos dominantes según el perro con el cual se encuentren, y da unas supuestas “pistas” o comportamientos presuntamente propios de perros sumisos o dominantes. Sin embargo, esto sigue siendo incorrecto, pues no es que “no tengan el mismo grado de dominación” con algunos perros que con otros, es que (como ya se explicó) la dominancia es un adjetivo dado a las relaciones –no a los perros- y es consecuencia del contexto, varía según diversos factores y el recurso en cuestión.

Conclusión 


La idea que “dominante” es un adjetivo que se puede aplicar al temperamento de un perro, y que es una característica individual, nace del mito de que existe una intención innata de colocarse en la cima de una jerarquía. Existen enfoques alternativos y más funcionales que nos permiten explicar de mejor manera tanto la agresividad como la misma existencia de relaciones jerárquicas (Bradshaw, 2009). Ya la Asociación Veterinaria Americana de Comportamiento Animal (AVSAB por sus siglas en inglés) ha publicado su posicionamiento[3] recalcando su preocupación por el reciente resurgimiento y aplicación de esta teoría en la modificación de la conducta, donde entre otras cosas recomienda a los médicos veterinarios a no referir a sus clientes con aquellos entrenadores que aún se ciñen a estos métodos, haciendo énfasis en que el adiestramiento animal debe basarse en pautas de trabajo respaldadas por conocimientos científicos, como es el caso del acondicionamiento operante (Vilanova, 2009). Por su parte, el Grupo de Especialidad de Etología Canina de AVEPA (Asociación de Veterinarios Españoles Especializados en Pequeños Animales) también se posicionó[4] desmintiendo el mito de la dominancia, reiterando que, tanto la teoría del alfa como los métodos de adiestramiento que de ella se derivan, carecen de evidencia científica y deben ser abandonados por el bienestar de los perros.

Entrada revisada por Juan Francisco Ortiz Moreno.

*Artículo  publicado originalmente en la revista Naukas el día 23 de  junio de 2020, actualizado y adaptado por su autor para el formato de la enciclopedia el día 14 de Octubre de 2020.

Véase también: Conductismo; Curanderismo animal.

Fuentes


* Bradshaw, B. a. (2009). "Dominance in domestic dogs – useful construct or bad habit?" Journal of Veterinary Behavior, 135-144.

* Dale R, P.-J. S.-P. (2019). "Wolves, but not dogs, are prosocial in a touch screen task", PLoS ONE.

* Infobae. (25 de septiembre de 2015). "Perro dominante o sumiso: Como reconocerlo.

* David Mech, L. B. (2003). Wolves: Behavior, ecology and conservation. Chicago: University of Chicago Press.

* Pat Miller, C.-K. C.-K. "Debunking the “Alpha Dog” Theory",  Whole dog journal


* Vilanova, X. M. (2009). Etologia Veterinaria 1a edicion. Barcelona: Multimedica.



Otras referencias

*  "The dominance controversy", por Sophia Yin

* "Down with dominance", por Patricia McConnell: 


* "¿Existe el macho alfa?", por Juan Luis de Castellví, en etologiacanina


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sábado, 1 de agosto de 2020

Tulpa

Por Daniel Galarza Santiago

Tulpa es un término budista que refiere a un objeto o ser creado a partir de la mente. Puede ser usado como sinónimo de fantasma, emanación mágica o aparición. Según el folklor budista, un tulpa puede ser creado por un monje o un iniciado con una alta disciplina mental. No se trata de una ilusión o algo similar, pues el tulpa puede ser visible a otras personas y adquirir voluntad propia.

En Occidente es demasiado fácil relacionar esta creencia con la invocación de espíritus y la materialización de fantasmas en una sesión espiritista. En el budismo, el tulpa puede ser creado porque el universo mismo es un "flujo de conciencia", por lo que no existe fenómeno fuera de la conciencia. Se supone que se puede perder el control de un tulpa cuando es creado por algún sentimiento negativo (temor o una pasión profunda), haciéndose más fuerte entre más personas crean en su existencia.

La líder espiritual y exploradora Alexandra David-Néel aseguró haber visto tulpas, describiéndolos como "formaciones mágicas generadas por una poderosa concentración de pensamiento." También aseguró haber creado uno ella misma, el cual luego tuvo que ser destruido.

La creencia en el tulpa ha sido bien recibida en la cultura new age y el misteriodismo, como muchas otras creencias y tradiciones orientales. Incluso se ha vuelto un tema de interés para las variantes más especulativas de la criptozoología. Los cazafantasmas Ed y Lorraine Warren creían que críptidos como pie grande son en realidad tulpas. En su libro Ghost Hunters (1989), los Warren relatan cómo se enfrentaron a pie grande:

Nunca habíamos prestado mucha atención a las historias sobre pie grande. No diría que los descartamos como ficticios, pero pie grande simplemente no tenía mucho interés para los investigadores psíquicos. Eso cambió una primavera cuando estábamos dando una conferencia en Tennessee y un periodista de Elk Valley Times nos contactó y nos contó sobre algunas personas de las colinas que seguían insistiendo en que algo estaba amenazando a sus hijos.


Fue entonces que los Warren decidieron investigar en la zona boscosa del lugar, cuando Lorraine se encontró cara a cara con la bestia peluda, teniendo un contacto telepático con ella:

De hecho, parecía ser una fusión de hombre y mono, un animal alto con hombros inclinados y brazos muy largos que estaban cubiertos de pelo lanudo. Su rostro era plano con un estante huesudo sobresaliente sobre los ojos. Dos cosas sobre él eran especialmente inquietantes: primero, sus ojos, que brillaban con inteligencia, compasión y miedo. En segundo lugar, su capacidad para proyectar imágenes telepáticamente en la mente de Lorraine. Ningún animal llamado tonto es capaz de lograr tales proyecciones. Lorraine supo al instante que estaba lidiando con una criatura que, a pesar de su temible y fea apariencia, no era la bestia prehistórica que la mayoría de la gente suponía que era.

El pie grande que "contactó telepáticamente" a Lorraine le haría llegar a su mente un mar de imágenes, incluyendo la historia familiar de este hombre bestia. Según Lorraine, pie grande estaba herido y lo que quería era proteger a su "mujer" y sus hijos. Se supone que durante la expedición, los Warren encontrarían pisadas y sangre.

Es así que Lorraine ofrece su explicación:
Se llaman Tulpas, manifestaciones físicas que en realidad son proyecciones de la mente. Son criaturas de magia negra practicadas en todo el mundo pero principalmente por los monjes en el Tíbet. Creo que pie grande es un Tulpa, una proyección mental. También lo es el monstruo del lago Ness y muchas otras criaturas que ahora se ven y que no se informan en la prensa. Alguien que practica magia negra proyecta tales criaturas y las vemos. Esto también podría explicar los objetos voladores no identificados.
¿Quién necesita a la criptozoología o a la ufología, cuando sus "objetos de estudio" pueden ser explicados por la parapsicología? Para Joe Nickell esto no es más que una fase más en la evolución (cultural) de la creencia en monstruos como pie grande[1]:
Algunos "investigadores" afirman que pie grande no es meramente psíquico sino que puede ser completamente sobrenatural, una situación que ha provocado que los creyentes de Pie grande se dividan en campos, sobrenaturales y de "carne y hueso". De hecho, los sobrenaturalistas expresan una variedad de opiniones, desde creer que las criaturas son fantasmas hasta considerarlas como "cambiaformas demoníacas o viajeros interdimensionales".
Véase tambiénDoppelgänger; EctoplasmaFantasmas; Ideoplastia; Mente sobre la materia; Mentira piadosaPoderes psíquicos

Fuentes

* "Tulpa", Wikipedia en inglés. 

* "Demonologists Vs. Sasquatch: The Time Ed and Lorraine Warren Met Bigfoot", por Brent Swancer, Mysterious Universe. 

Otras referencias

* "Treatise On Invisible Beings", por James McGaha y Joe Nickell, Skeptical Inquirer, vol. 37.2, Marzo/Abril 2013.

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Elizabeth, Katy

Por Daniel Galarza Santiago.

Katy Elizabeth es una criptozoóloga estadounidense, autonombrada como "una autoridad líder mundial en el monstruo del lago Champlain", el champ. Como muchos estudiosos de los monstruos, Katy dice haber tenido un encuentro con el champ (el sueño de toda su vida). Acto seguido, creó el grupo "Champ Search", dedicado a "estudiar, investigar, demostrar la existencia y, lo más importante, proteger a los animales únicos que habitan Nueva York y el hermoso lago Champlain de Vermont."

Como otros criptozoólogos, Katy gusta de presumir sus participaciones en canales supuestamente culturales, como Discovery y History o el programa de radio Coast to Coast AM. Tiene el récord mundial de ser la única mujer dedicada a tiempo completo a la criptozoología, y es autora de Water Horse of Lake Champlain II (2014). Para los criptozoólogos, salir en televisión y radio es considerado un logro, así que sobra preguntarse si Katy ha contribuido en estudiar o demostrar la existencia del Champ para empezar. Eso parece ser irrelevante, ya que no ha obtenido nada de importancia para el caso. 

Véase también: Loren Coleman; Ken Gerhard; Adrian Shane; Roland Watson.

Otras referencias

* Champ Search, sitio oficial de Katy Elizabeth. 


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